Una ola monstruosa de 23,8 metros de altura, registrada el 8 de mayo por una boya cerca de isla Campbell, al sur de Nueva Zelanda, se ha convertido en la mayor registrada en el hemisferio sur.
‘Este es un evento muy emocionante y, hasta donde sabemos, es la ola más grande jamás registrada en el hemisferio sur’, comentó Tom Durrant, oceanógrafo de MetOcean Solutions, entidad que midió la ola, equivalente a un edificio de 8 pisos.
‘Nuestro propio récord anterior fue hace un año cuando medimos una ola de 19,4 m, y antes de eso en 2012 una boya australiana registró una ola individual máxima (Hmax) de 22,03 m. Por lo tanto, esta es una tormenta muy importante de capturar, y aumentará enormemente nuestra comprensión de la física de las olas en condiciones extremas en el Océano Austral’.
‘Sin embargo, es probable que las alturas máximas durante esta tormenta fueran en realidad mucho más altas, con olas individuales superiores a 25 m, ya que la onda pronosticada para la tormenta muestra condiciones de olas más grandes justo al norte de la ubicación de la boya. Además, para conservar la batería durante el despliegue de un año, la boya de energía solar muestrea las ondas solo 20 minutos cada 3 horas y luego envía los datos a través de un enlace por satélite. Durante ese período de grabación de 20 minutos, se mide la altura, el período y la dirección de cada ola y se calculan las estadísticas. Es muy probable que ocurrieran olas más grandes mientras la boya no estaba grabando’, explicó en un comunicado.
El Océano Austral es una cuenca oceánica única y es la menos estudiada a pesar de ocupar el 22% del área oceánica global. Las persistentes y enérgicas condiciones del viento crean un enorme potencial para el crecimiento de las olas, convirtiendo al Océano Austral en la sala de máquinas para generar ondas expansivas que se propagan por todo el planeta. De hecho, los surfistas de California pueden esperar que la energía llegue a sus costas en aproximadamente semanas.
La tormenta del 8 de mayo, según este experto, es el ejemplo perfecto de las olas generadas por el paso hacia el este de un sistema de baja presión profunda con velocidades de viento asociadas que superan los 65 nudos. Dichas tormentas son frecuentes y pueden ocurrir en cualquier época del año, lo que difiere de las tormentas del hemisferio norte de alta latitud que solo ocurren en invierno. Lo que es interesante sobre este evento es que la velocidad de la tormenta parece coincidir con la velocidad de la ola, lo que permite que las alturas de las olas crezcan dramáticamente a medida que el sistema avanza hacia el este.
La ‘altura de ola significativa’ es el valor estándar de la OMM para caracterizar un estado del mar, aproximadamente el promedio del tercio más alto de las ondas medidas. Durante esta tormenta, la altura significativa de la ola alcanzó 14.9 m. Este es también un récord para el Océano Austral, pero no alcanza la medida de récord mundial de boyas de 19 metros que se registró en el Atlántico Norte durante 2013.