Un proyecto liderado por el arquitecto Fran Silvestre y la empresa Net de Gerrers ha presentado en el Consorcio la propuesta para construir una torre eólica de 170 metros de altura en uno de los extremos de la bocana de la Marina, en concreto en la parte sur. La inversión prevista asciende a 13 millones de euros y la instalación industrial tiene como propósito abastecer de energía eléctrica al puerto.
Así lo indicaron este jueves fuentes conocedoras del proyecto, quienes confirmaron la noticia publicada en Valencia Plaza. Se trata de un proyecto de Silvestre que se remonta a 2009, en el que participaron la Universidad Politécnica y el Instituto Tecnológico de la Energía. La iniciativa estaba pendiente de encontrar ubicación y nueve años después ha surgido la oportunidad de construirla en la Marina.
Para conseguir que sea una realidad, el primer paso es conseguir la aceptación de la entidad gestora de la dársena. Fuentes del Consorcio señalaron este jueves que «si cumplen todos los requisitos» no habría inconveniente en promover una concesión, la fórmula elegida para garantizar la libre concurrencia.
Aún así, las mismas fuentes se mostraron cautas debido a todos los pasos que deben darse todavía. Uno de los más importantes es la modificación urbanística del solar de 2.105 metros cuadrados, la superficie que necesita la instalación. El Ayuntamiento tendría que calificarla para un uso industrial, una documentación que preparará la empresa, pero que debe presentar el Consorcio. También están los permisos de la Autoridad Portuaria e incluso de la Dirección General de Aviación Civil. Hay que tener en cuenta que la que se conoce ya como Torre Eólica será, en caso de que la iniciativa salga adelante, la construcción más alta de Valencia, por encima de los 112 metros de un hotel en la avenida Cortes Valencianas.
Fuentes del proyecto aseguraron que la recalificación de la parcela descartará cualquier uso terciario, lo que facilitará un acuerdo con el Ayuntamiento. En síntesis, se trata de una enorme estructura de hormigón que sirve de soporte a rotores de 2,50 metros de altura cada uno. El conjunto está cubierto por una «piel» agujereada que protegerá a los cientos de aerogeneradores repartidos en las plantas.
Valencia goza de un viento casi constante en esta zona, lo que fue uno de los motivos de la elección de la Malvarrosa como campo de regatas de la Copa América de vela en 2007. Esto hace, señalaron, que la rentabilidad de la inversión esté más asegurada. Sus promotores quieren solicitar la concesión «para toda la vida útil del Consorcio».
En un primer estudio se ha determinado que la torre no supondría un problema para las rutas de aproximación del aeropuerto, mientras que uno de los puntos fuertes de la propuesta es conjugar la energía renovable con una arquitectura que busca integrarse en el paisaje con aparatos que garantizan la ausencia de ruido cuando el sistema esté operando a plena potencia. En unos seis meses confían en lograr todos los permisos, finalizaron.
Fuente: Las Provincias