El metanol se consolida como uno de los combustibles alternativos más prometedores para la descarbonización del transporte marítimo mundial, respaldado por mayor inversión y una infraestructura ya existente, según un reciente análisis realizado por la sociedad de clasificación DNV. Sin embargo, persisten importantes barreras económicas y de suministro que complican su adopción masiva.
Actualmente, más de 450 buques preparados para operar con metanol están en servicio o en proceso de construcción, con soluciones técnicas disponibles para los principales tipos de embarcaciones. Los modernos motores duales han sumado ya más de 600,000 horas de funcionamiento usando este combustible, lo que demuestra su nivel de madurez.
Marius Leisner, consultor principal de DNV, destaca que “los motores impulsados por metanol han demostrado alta fiabilidad técnica”. Además, la posibilidad de adaptar buques existentes y el uso de sistemas convencionales de abastecimiento permiten una rápida y económica adaptación en los puertos.
El metanol presenta ventajas medioambientales relevantes: es libre de azufre, genera poco hollín y emite menos óxidos de nitrógeno en comparación con el fuelóleo tradicional. Las variantes de origen biológico y sintético pueden lograr emisiones muy bajas o incluso negativas durante su ciclo de vida, y su compatibilidad con la infraestructura actual facilita la transición para los propietarios de buques.
China lidera el desarrollo de capacidad de producción de metanol bajo en carbono, con un 43% de los proyectos globales planificados. Instalaciones actuales, centros de almacenamiento y una flota de abastecimiento en expansión allanarán el camino para una adopción más amplia.
Sin embargo, los costes siguen siendo un reto central: en 2025, el precio promedio del bio-metanol se sitúa en torno a los 2,500 dólares por tonelada equivalente de gasóleo marino, cerca del triple del combustible convencional. La producción mundial es de solo 2,2 millones de toneladas, muy inferior a los 60 millones de toneladas que podría requerirse en 2040.
Knut Ørbeck-Nilssen, CEO de DNV Maritime, señala que “no existe una solución única para la transición hacia un transporte marítimo con menos emisiones” y que el metanol, basado en tecnologías e infraestructuras probadas, es una de las alternativas más viables.
El análisis de DNV contempla varios escenarios de demanda, donde la regulación internacional y europea será clave para impulsar la implantación del metanol. La flexibilidad de los sistemas duales permite alternar entre metanol, biodiésel y otros combustibles, y con simples ajustes usar etanol.
El papel futuro del metanol como combustible del sector marítimo dependerá de la evolución de factores regulatorios, económicos y operativos.
